En nuestra cultura nos han enseñado a temer al Sol y a escondernos de él, cuando en realidad toda nuestra vida depende del Sol, empezando por que nutre a los vegetales, que están al inicio de la cadena alimenticia. Él es nuestro gran benefactor; equilibra la naturaleza y la ecología. Siempre está ahí. Nos ofrece, gratis y por siempre, vida y salud. ¡Gratis! Nadie le hará pagar impuestos por estar mirando al Sol. Al final usted misma, usted mismo, como los vegetales podrá incorporar directamente la energía del Sol. Sin necesidad de hacerse dependiente de ningún gurú o maestro, el Sol directamente le nutrirá y le dará cuanto necesite.
Tal como es verdad para los nuevos vegetarianos o veganos, cuando las personas empiezan a incorporar alimentos crudos a sus dietas, ellos casi automáticamente gravitan alrededor de alimentos de composición similar a los que estaban acostumbrados para poder sentirse satisfechos. Con deleite y abandono, ellos comen a saciedad sus exquisitos alimentos crudos preparados que son tremendamente ricos y difíciles de digerir con la creencia de que han alcanzado el “nirvana nutricional.” En el fondo de sus mentes, ellos pueden recordar a alguien mencionando que estos sólo son alimentos de “transición” o de “celebración”, pero hoy todavía siguen celebrando su transición... ¡y vaya fiesta que se hace!
La fantasía sexual de poder realizar el amor con todos los hombres y/o mujeres que se desean es más común de lo que crees, de hecho si no la presentas deberías empezar a preguntarte si eres un ser humano.
Tener un guía espiritual no significa perder la responsabilidad de su propia vida, nosotros mismos debemos guiarnos absolutamente y descubrir a nuestro maestro interior. Lo que no impide que para aprender a practicar correctamente el zen haya que encontrar a un maestro lo suficientemente competente y experimentado para no llevarnos por un camino falso.